viernes, 9 de abril de 2010

LOS NIÑOS Y LAS REGLAS DE RECEPCIÓN TELEVISIVA EN EL ÁMBITO

COMISIÓN NACIONAL DE TELEVISIÓN
Programa de Investigaciones Académicas sobre Televisión
RESUMEN ANALITICO DEL INFORME FINAL DE LA INVESTIGACIÓN:
LOS NIÑOS Y LAS REGLAS DE RECEPCIÓN TELEVISIVA EN EL ÁMBITO
DOMÉSTICO
Autores:
ASTROZ, Esperanza; CATAÑO, Mónica; RAMÍREZ, Clara; RODRIGUEZ, Adriana.
2004

En la investigación se destaca el hallazgo de tres modos básicos de desarrollar las televidencias: El modo de recepción vertical, la recepción televisiva en transición y la recepción democrática. En el primer modo de recepción televisiva se producen asimetrías notorias de poder en la familia frente a la pantalla. En él se generan los castigos más fuertes y las reglas más verticales. Los niños y las niñas bajo esta modalidad de recepción crean un repertorio amplio de formas de subversión de las reglas frente a las que sus padres y madres responden con nuevos castigos. En esta forma de recepción televisiva no se posibilita el diálogo y el disfrute de televisión se hace en medio de la angustia y la tensión.

En las formas de recepción en transición conviven las formas tradicionales y las democráticas. El manejo de las reglas de televidencias no se presenta tan preciso. Niños y niñas viven este proceso en medio de la incertidumbre. En ocasiones sus decisiones son tomadas por sus padres y sus madres como faltas menores, en otros momentos son fuertemente castigados. La recepción televisiva en transición posibilita de igual forma un establecimiento tenso de las relaciones entre hermanos y hermanas.

En las formas democráticas las reglas de la recepción televisiva se generan en consenso, a partir de un proceso de negociación. Los padres y las madres respetan la autonomía de niños y niñas. Los castigos y las presiones externas de los padres y las madres son mínimos. Las expresiones violentas características de los otros modos de recepción desaparecen. En este modo de recepción, la televisión es observada como una fuente de entretenimiento y no como una fuente de posibles de castigos.

En medio de estos modos de recepción se conjugan las otras reglas, las espaciales, las temporales y las accionales. Sobre ellas se destaca la preponderancia que para su configuración tiene la valoración del mundo escolar.

Dependiendo de las aspiraciones familiares sobre la escuela, de las concepciones sobre la educación, así mismo se ponen en ejecución unas reglas más laxas o más fuertes en el contexto de recepción televisiva. Los modos de recepción vertical, en transición y democráticos no tienen en principio una relación directa con los estratos ni el nivel educativo de los padres sino con las formas como se ha estructurado la familia y la manera como opera y se distribuye el poder en cada una de ellas. Se encuentran castigos físicos y formas verticales de poder en todos los estratos.

En las reglas temporales se manifiesta el establecimiento de tres tipos de regulación: Una regulación estricta, una regulación flexible y horarios desregularizados. Las reglas más estrictas, a las que se asocian desde luego los castigos más violentos son aplicados en casa cuando el desempeño escolar de los niños y de las niñas ha ido en descenso y por el contrario las familias en las que se registraron horarios desegularizados se presenta un alto rendimiento académico combinado con el visionaje televisivo.

Estas regulaciones a su vez se sustentan en la concepción que sobre los efectos de la televisión tienen padres y madres. Se encuentra una clara correspondencia entre formas fuertes de regulación y una mirada sobre la televisión negativa. La televisión es observada como la culpable de generar comportamientos de indisciplina en los niños, comportamientos agresivos o evasión de sus actividades académicas. En las familias en las que la regulación
se realiza de una manera más negociada la forma de percibir a la televisión se hace desde un discurso carente de culpas.

En las regulaciones espaciales se presentan dos formas básicas: las internas y las externas. En las internas las familias no han establecido límites ni estricciones precisas. La regulación interna del acceso al lugar en el que se produce la televidencia es débil. Por el contrario, en las familias entrevistadas aparecen restricciones externas de los contextos de recepción. Los niños y las niñas no pueden ver la televisión en otros lugares distintos a su propia casa. Se elabora una clara dicotomía entre el adentro y el afuera. El adentro percibido como el espacio y el afuera como el extraño, habitado por peligros.

Esta concepción del espacio entra en clara contradicción con la forma como los niños y las niñas asumen el disfrute de la televisión. Para ellos ver televisión es un acto social. En soledad ellos prefieren realizar otra serie de actividades diferentes a ver televisión.

Se destaca en las entrevistas el reclamo de todas las familias por una televisión más orientada hacia los programas educativos, culturales y científicos. En buena parte de estos hogares el acceso de los niños a los demás bienes culturales es tan restringido que sólo se cuenta con la televisión como un recurso para ampliar el espectro de sus conocimientos. Es por ello que, a pesar de las diferencias en los modos de recepción, cada una de las familias le reclama a la televisión un compromiso con la educación de los niños y niñas. Este reclamo también lo hacen ellos como televidentes en proceso de cualificación. De igual forma, a partir de las entrevistas se podría preguntar a la televisión misma cómo contribuir a generar formas democráticas de recepción para ir despojando este espacio, de angustia, de miedo y de los castigos violentos a los que son sometidos los niños y las niñas por asomarse a la pantalla.

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